Paiporta, zona cero de la DANA que ha asolado parte de la provincia de Valencia. Un grupo de 35 militares de las Tropas de Montaña del Ejército de Tierra limpia el sótano que alberga el archivo municipal. Lo hacen, sobre todo, a mano; un trabajo muy duro, muy físico, muy exigente.
El recinto es de difícil acceso, sin luz, donde la concentración de gases supone un peligro añadido para los intervinientes y donde el lodo ha alcanzado tal densidad que las máquinas excavadoras, aunque ayudan, no son la solución definitiva. Está situado junto al barranco del Poyo que atraviesa la población y que, a pesar de lo ancho y profundo que es, se quedó pequeño para retener la riada que arrasó el pueblo hace un mes. Un barranco ahora prácticamente seco, pero con mucho lodo, enormes piedras, árboles arrancados, enseres de todo tipo y restos de vehículos aún por retirar.
La devastación aún es patente en las calles de Paiporta. Aun pasará mucho tiempo para que el pueblo recupere su ritmo normal pero los trabajos de recuperación y reconstrucción son más que patentes. Ya se ven las aceras, el asfalto de las calles va ganando terreno al barro y algunos pequeños comercios comienzan a funcionar. Se pueden ver a personas caminar con carritos de la compra y en la margen derecha del barranco, una enorme cola de gente espera para comprar en una churrería que acaba de abrir sus puertas.
En las calles de Paiporta, y en la mayoría de los 80 municipios afectados por la DANA como Picanya, Benetússer, Catarroja, Chiva, Algemesí, Cheste, Massanassa, Buñol, Sedaví… los vecinos, incansables, limpian sus casas y locales en cuyas paredes aún se pueden ver las marcas que dejaron el agua y el barro a una altura de más de dos metros. Son la huella de la devastación que trajo la riada a su pueblo. Lo hacen con la misma fuerza, con la misma determinación que el primer día, ayudados por voluntarios que siguen llegando de toda España, empleados públicos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los 8.500 miembros de las Fuerzas Armadas que, coordinados por la Unidad Militar de Emergencias, de día y de noche, se afanan en poblaciones, polígonos industriales, presas, en el campo, la Albufera y en la costa mediterránea. Al cierre de esta edición, los militares han superado las 4.000 intervenciones.